Cómo mi madre me apoyó en mi inesperada opción de profesión

Con los años, todos cambiamos nuestras metas profesionales. Si no lo hiciéramos, habría un exceso de vaqueros, pilotos y bomberos.

¿Qué nos hace cambiar? En parte son los medios de comunicación y lo que piensan nuestros amigos y compañeros. También es la influencia de adultos importantes en nuestras vidas, como nuestros padres.

Yo asistí a un bachillerato demasiado académico. El diez por ciento de los chicos de mi clase asistieron a Harvard. Era un lugar difícil para mí debido a mis significativas dificultades de aprendizaje y de atención.

Cuando empecé a ir a esa escuela, anuncié que tenía la intención de convertirme en abogado. Yo no podía deletrear la palabra “abogado”, pero pensaba que decirlo me ayudaría a integrarme.

Afortunadamente, hubieron dos adultos que influenciaron mi vida notablemente.

El primero fue mi entrenador de fútbol y atletismo durante el bachillerato, que se convirtió en el sustituto de mi padre luego de su muerte al final de mi séptimo grado. La segunda fue mi madre.

Estaba en mi campamento de verano cuando decidí lo que realmente quería hacer con mi vida. De adolescente era el director de deportes. Disfrutaba entrenando a los equipos. Pero lo que me dio más satisfacción fue trabajar con los chicos que eran escogidos al último y que “odiaban los deportes”.

Me encantaba ayudarlos a desarrollar sus habilidades. Y, lo más importante, por primera vez era bueno para algo además de hacer deportes.

Sentí que había encontrado lo que buscaba. Pero ahora necesitaba decírselo a mi madre.

Recuerdo estar muy nervioso antes de decirle que y ano quería ser abogado y que quería ser un maestro de educación física. Dije que quería ir a la universidad de Springfield, como mi entrenador, e influenciar a los chicos de la misma manera que él me había influenciado.

Mi madre me preguntó si pensaba que iba a ser un deportista toda la vida.

Le dije que no. Quería ser un maestro, y era bueno para eso.

Al día siguiente cuando llegue a casa, observé un montón de revistas Sports Illustrated cerca de la cama de mi mamá. Cuando le pregunté la razón, me dijo que si esa era la carrera que yo había elegido, ella iba a aprender todo lo que pudiera al respecto.

No estoy seguro de haber podido enfrentar todas las burlas de mis compañeros sin el apoyo de mi madre. Mis compañeros de clase me preguntaron si iba a ir vestido con un traje con sudadera en la entrevista en el colegio universitario. Decían que todo lo que tenía que hacer en mi entrevista era pulsear con el entrevistador y si ganaba, sería aceptado.

Mi primer empleo fuera del colegio universitario fue como entrenador de fútbol en Columbia University, donde también estudiaba en un programa de postgrado. Yo vivía en casa. Un día sonó el teléfono.

Cuando mi madre contestó, la persona que había telefoneado pidió hablar con el Sr. Rein. Mi madre le informó que había fallecido.

La persona dijo: “¿nuestro entrenador murió?”.

Le expliqué a mi madre que ahora había personas en el planeta que me llamaban “Sr. Rein”. Ella reaccionó con una sonrisa de orgullo.

A lo largo de mi vida, mi madre ha sido mi mayor apoyo. Ella no entendía porqué yo tenía dificultades en la escuela, pero siempre trató de ayudar. Nunca me comparó con mi hermano mayor que asistió a Harvard. E, incluso, cuando mi ambición no era realista, nunca me dijo que no podría lograrla. Simplemente me hizo preguntas que me ayudaron a llegar a la conclusión adecuada.

Mientras que usted piensa cómo puede ayudar a su hija con sus objetivos académicos, aquí le ofrezco mi consejo:

  1. Apóyela y sea realista.
  2. Fomente las profesiones que sean consistentes con los intereses y talentos de su hija.
  3. No permita que su ego sea un obstáculo en el camino de una buena decisión que su hija haya tomado.
  4. Asegúrese que usted y su hija entienden lo que se requiere para un empleo específico, como certificaciones, títulos y la habilidad para cumplir exigencias físicas.
  5. Cuando sea posible, anime a su hija a obtener experiencia laboral en el área que le interesa y/o que hable con amigos o parientes que están en esa área.
  6. Ayude a su hija con las cartas de presentación, currículo y técnicas de entrevistas.
  7. Ayude a su hija a entender que si solicita un empleo y no lo obtiene, no estará en una situación peor que antes de solicitarlo. De hecho, se beneficiará de la experiencia. Preséntele ejemplos personales de empleos que usted solicitó y no consiguió.
  8. Enorgullézcase de sus esfuerzos, no solo de los resultados.

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