Cómo hacer una botella sensorial

Por Amanda Morin
Revisado por experto Keri Wilmot
¿Su hijo tiene , o tiende a excitarse demasiado? Si es así, puede que tenga problemas para tranquilizarse, incluso cuando usted intenta ciertas estrategias relajantes.
Si su hijo está abrumado por la información sensorial, una botella sensorial puede ayudarlo. Es una herramienta que puede ayudar a los niños a autorregularse. Puede que también escuche que la llaman tubo sensorial.
Lo maravilloso de la botella sensorial es que es un objeto pacífico en el que su hijo puede enfocarse. Incluso puede agitarla para obtener estimulación proprioceptiva. Y existen diferentes tipos de botellas sensoriales que captarán su atención.
Los materiales que necesita varían dependiendo del tipo de botella que elija hacer, pero esto es lo básico para hacer una botella sensorial casera:
- Una botella de plástico vacía, limpia y sin etiqueta
- Superpegamento (o pistola de silicona caliente)
- Agua tibia
- Brillantina
- Colorante para alimentos
- Un embudo
- Jarabe de maíz
Cómo realizar una botella sensorial temática con brillantina
Esta botella sensorial brillante es fácil de hacer. Proporciona a su hijo cierta tranquilidad visual cuando la agita o la voltea. Además, puede diseñarse de acuerdo con los intereses de su hijo para hacerla más atractiva.
Por ejemplo, si a su hijo le gusta el mar, puede emplear colorante de alimentos azul, brillantina azul y papel en forma de peces.
Primero vierta jarabe de maíz en la botella vacía hasta llenar un tercio de la botella (en lugar de jarabe de maíz puede usar aceite, como en el video). Después, vierta agua tibia hasta llenar tres cuartas partes de la botella. A continuación, añada varias gotas de colorante de alimento y espolvoree un poco de brillantina. Tape la botella y agítela para mezclar los ingredientes.
Una vez que esté satisfecho con cómo luce la botella, termínela de llenar con agua. Coloque nuevamente la tapa y asegúrela con pegamento o con silicona caliente.
Cómo realizar una botella sensorial con olas
Llene con agua una tercera parte de la botella vacía. Añada varias gotas de colorante de alimento. Una vez que el colorante se haya mezclado con el agua, llene el resto de la botella con aceite de bebé o aceite de cocinar.
Asegure la tapa con superpegamento. Su hijo puede colocar la botella de lado para ver las olas o agitarla para ver cómo se separa el agua del aceite.
Cómo realizar una botella sensorial “cucú” con arena
Puede realizar esta botella con arroz seco teñido con colorante de alimento (busque en línea la receta) o con arena de color que se usa para jugar.
Coloque un embudo en la boca de la botella y llénela hasta la mitad con arena o arroz. Añada juguetes pequeños, como letras, bloques de LEGO o pequeños borradores.
Luego, llene el resto de la botella con arena o arroz hasta que quede libre alrededor de tres centímetros. Eso permite que el contenido pueda moverse y mezclarse. Agite la botella y después asegure la tapa con superpegamento.
Si su hijo busca estimulación sensorial puede beneficiarse al usar la botella como actividad de trabajo pesado. Su peso puede tranquilizarlo al voltearla para encontrar letras u objetos específicos.
Puede incluso hacer una lista de los juguetes que están dentro de la botella para que su hijo la use de guía para encontrarlos.
Otras maneras de ayudar a su hijo
Conozca más acerca de las dietas sensoriales y de otras estrategias sensoriales que puede intentar en casa, incluyendo actividades sensorialmente amigables que se realizan en espacios cerrados y maneras de hacer una silla sensorialmente amigable.
Si recientemente descubrió que su hijo tiene dificultades del procesamiento sensorial, averigüe qué hacer a continuación. Y lea lo que un papá desea que las personas sepan acerca de criar a un niño con dificultades del procesamiento sensorial.
Acerca del autor

Acerca del autor
Amanda Morin es la autora de “The Everything Parent’s Guide to Special Education” y fue la directora de liderazgo intelectual en Understood. Ayudó a desarrollar Understood desde su inicio en calidad de experta y escritora.
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Keri Wilmot ha trabajado con niños, adolescentes y adultos jóvenes durante más de 20 años en una amplia variedad de entornos pediátricos. Tiene un hijo diagnosticado con TDAH.