Por qué “sé fuerte” es el enfoque equivocado en niños con dificultades del procesamiento sensorial

En una ocasión tuve en mi escuela a un niño de 7 años de edad llamado Joe que tenía dificultades del procesamiento sensorial. Joe reaccionaba con intensidad cuando alguien lo tocaba, especialmente si no lo esperaba.

Tenía problemas en la clase de gimnasia y en los corredores de la escuela donde otros niños podían tropezarse con él. Gritaba y se sentaba en el suelo sosteniendo las piernas contra su pecho para evitar situaciones en las que pudiera ser tocado. En casa no quería que lo abrazaran ni lo besaran. Los eventos familiares eran una pesadilla.

Tanto la escuela como la mamá de Joe implementaron adaptaciones para su sensibilidad táctil. Pero el padre de Joe no estaba de acuerdo y vino a hablar conmigo dado que yo era el administrador de la escuela.

Me dijo que pensaba que estábamos “mimando” al niño. Él quería que su hijo “fuera fuerte” para que los otros niños no pensaran que era raro.

A lo largo de los años, he tenido muchas conversaciones con padres y madres cuando las cosas no iban bien. Una de las más difíciles es cuando un padre pregunta cómo lograr que su hijo “sea fuerte”.

Sé lo que las familias quieren decir con esto. Hay momentos en que usted observa cómo actúa un niño ante algo que parece tan sencillo, y lo que quiere decirle es que lo supere y siga adelante.

Pero como lo expliqué al padre de Joe, cuando un niño tiene dificultades del procesamiento sensorial, no va a “ser fuerte” de la forma que esperaríamos de un niño que no tiene esas dificultades. La falla de este enfoque es que no ser fuerte no tiene nada que ver con el procesamiento sensorial.

Así fue como se lo expliqué al papá de Joe.

Las personas captan información a través de los sentidos: viendo, escuchando, oliendo, etc. El cerebro tiene que procesar e interpretar esa información y convertirla en algo útil para poder responder. Pero este proceso de darle significado a la información captada por los sentidos puede que no funcione correctamente. Piense en cómo sus manos pueden estar tan frías que no sabe si se están congelando o quemando.

En muchas situaciones cotidianas puede que el procesamiento sensorial no funcione bien en niños como Joe. No se trata de que estos niños no sean resistentes, sino que su cerebro funciona de manera diferente a los cerebros de las personas que no tienen esas dificultades. No importa cuántas veces le repita a un niño “sé fuerte” porque no va a cambiar.

Decirle a un niño con dificultades del procesamiento sensorial que “sea fuerte” puede ser perjudicial. Si su hijo empieza a creer que no es lo suficientemente fuerte, no desarrollará la conciencia que necesita para entender sus dificultades sensoriales. No será capaz de explicar a los adultos y a otros niños por qué tiene problemas y qué necesita para salir adelante.

Con el tiempo, su autoestima y su confianza en sí mismo se deteriorarán. Este efecto dominó puede provocar a la larga muchos más problemas a su hijo que las dificultades sensoriales.

Afortunadamente, después de varias conversaciones el papá de Joe empezó a estar de acuerdo. En realidad quería ayudar a su hijo, pero no sabía cómo hacerlo. Así que le mencioné una estrategia para ayudar a Joe.

Le dije: “La próxima vez que quiera decirle que sea fuerte, intente decirle: ‘Sé que esto es incómodo para ti. ¿Qué podemos hacer para que te sientas mejor y todos podamos seguir adelante?’”.

Usted tendrá que tener la misma conversación muchas veces. Pero cada vez, entenderá mejor qué podría ayudar ahora y en el futuro.

Lleve un registro de lo que su hijo sugiera que podría ayudar en el momento. Luego hable con él acerca de esas ideas cuando no esté experimentando una crisis. De esa manera, usted estará más tranquilo y será más capaz de analizar esas ideas. Y su hijo desarrollará estrategias para la próxima vez que surja una dificultad.

Las dificultades del procesamiento sensorial de Joe no desaparecieron y siguen manifestándose ocasionalmente. Pero la relación con su papá mejoró. El papá de Joe se frustra menos y puede ayudar a Joe a tranquilizarse. Las reacciones de Joe también se hicieron menos intensas y por lo tanto su familia funciona mejor.

No estoy segura de si su papá alguna vez sintió que Joe “se hizo más fuerte”. Pero no importa, ya que Joe fue más feliz y más exitoso gracias a la comprensión y el apoyo de su papá.

Conozca 5 situaciones que pueden ser difíciles para los niños que tienen dificultades del procesamiento sensorial. Revise cómo luce un día en la vida de un niño con dificultades del procesamiento sensorial. Aprenda estrategias que puede intentar en casa, incluyendo maneras de ayudar con:

Acerca del autor

Acerca del autor

Bob Cunningham (EdM) es director ejecutivo del desarrollo del aprendizaje en Understood.

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