Mi hija de 6 años que tiene TDAH y dificultades del procesamiento sensorial siempre se estaba metiendo en problemas en clase por hablar con otros niños. La situación llegó a tal extremo que su maestra la sentó en una esquina. Era penoso que estuviera separada de los demás niños.
Descubrí que la estimulación sensorial ayudaba a mi hija a permanecer enfocada en la escuela. Al principio, intenté darle algunos objetos sensoriales, ¡pero no los quería! Ella es muy independiente y quería estar a cargo.
Fuimos juntas a una tienda y la dejé que eligiera lo que ella quisiera. Resultó que le encantan las cosas suaves, como las pelotas antiestrés, y también las cosas muy duras, como los peines de plástico. Escuchar el sonido que se produce cuando frota el dedo sobre el peine la tranquiliza. Parece saber mejor que nadie lo que le funciona.
Con la aprobación de la maestra, creamos un kit personal de herramientas sensoriales uniendo todos los objetos a un tablero. Colocamos el tablero en el compartimento de su escritorio para que pudiera usarlo desde su puesto sin molestar al resto de la clase. Este kit la ayuda mucho a permanecer enfocada. Ahora se sienta nuevamente con los demás niños. Esta experiencia me ha enseñado lo importante que es que mi hija participe en la búsqueda de soluciones.
—Franny Morin
Franny es mamá de una niña con TDAH. Ella también tiene TDAH. Vive en Colorado y trabaja en la contratación de profesionales en el área de la salud.
Aprenda cómo hacer una botella sensorial. Y conozca las diferencias entre un objeto manipulable (fidget) y un juguete.