Mis dos hijos tienen dificultades de atención. Nosotros hablamos mucho sobre las emociones y la necesidad de controlarlas. He leído sobre la y la autorregulación y he explorado muchas estrategias. Hasta he pagado por clases de habilidades sociales para niños dotados con dificultades de atención.
Todo esto es para decir que estaba entusiasmada, y un poco nerviosa, de llevar a mis hijos al cine a que vieran la nueva película de Disney/Pixar, Intensa-Mente (Inside Out). La película muestra diferentes “sentimientos” que habitan dentro de la cabeza de una niña de 11 años llamada Riley. Basándome en el póster de la película, pensé que esos personajes no iban a ser muy delicados (“Furia” es de color rojo. “Tristeza” es azul).
Sin embargo, eso es lo que la película logra de manera brillante: muestra muchos sentimientos actuando al mismo tiempo para controlar un tablero dentro de la cabeza de la niña. No es una analogía perfecta de las funciones ejecutivas, pero ¡caramba, cómo se acerca!
Un aspecto importante de la función ejecutiva es la autorregulación, incluyendo la regulación de emociones. Esto puede ser un concepto difícil de entender para los niños (también para los adultos). Y al igual que muchos niños con dificultades de atención, a los míos les había costado identificar sus propios sentimientos, ni hablar de los personajes de una película.
Sin embargo, después de algunos minutos de estar viendo la película, era obvio que estaban entendiendo la historia bastante bien, basándome en sus reacciones y sus carcajadas. Pero lo más increíble era que la película también parecía entender a mis hijos.
¿Por qué eso era tan increíble? Bueno, desafortunadamente, a menudo pienso que mis hijos son malentendidos, incluso (me cuesta admitir esto) por mí. Ellos tienden a sentir las cosas más intensamente y a reaccionar más rápidamente que otros niños. La intensidad de sus emociones puede afectar su habilidad para enfocarse y organizarse.
A algunos niños podría hacerlos feliz pensar que la fiesta de cumpleaños empezará en un par de horas, mi hija de 9 años podría emocionarse tanto que literalmente no pararía de hablar e interrumpiría mi conversación telefónica con un cliente. Si el equipo de béisbol favorito de mi hijo de 14 años pierde un juego importante, él podría correr a su cuarto y encerrarse dando un portazo.
Las personas tienden a ver solo el comportamiento de mis hijos y nos los sentimientos que lo causan o las dificultades que tienen en controlar esas emociones.
Por eso la película me pareció fantástica, incluso hasta terapéutica para ellos. Una escena tras otra vimos ejemplos de sentimientos particulares que ejercían un poco demasiado control sobre los actos de Riley.
Por ejemplo, al principio de la película la vemos como una pequeña niña que sus padres están tratando de que coma brócoli. Dentro de su cabeza vemos al personaje verde “Desagrado” que toma control del tablero. Repentinamente, Riley comienza a gritar y el brócoli sale volando por el aire. En esa escena vemos que los sentimientos generan acciones.
En otra escena, Riley está muy enojada porque ha tenido un mal día en su nueva escuela. Sabemos que está enojada porque la película muestra al personaje “Furia” manejando el tablero. Y Riley no puede librarse de esa emoción.
En la mesa con sus padres, Riley comienza a comportarse irrespetuosamente y, finalmente, su padre la manda a su habitación. Fue estupendo que mis hijos visualizaran precisamente cómo el comportamiento de otro niño podía ser el resultado de sentimientos que están más allá de su control.
Cuando estábamos en el auto de regreso a casa, le pregunté a mi hija cuál era la emoción que sentía con más frecuencia. Ella respondió, “la mayoría de las veces soy como Alegría…pero a veces soy roja como Furia”.
Eso nos condujo a una fascinante conversación sobre lo que pasa cuando está enojada. Ella pudo describir cómo el sentimiento de enojo en el personaje rojo aumentaba hasta llegar a un punto que explotaba. “A veces, eso me pasa a mí. Y luego me cuesta calmarme”.
Me encantó que la película lograra que mi hija reconociera, nombrara y describiera una emoción fácilmente. Luego hablamos un poco sobre cómo ella se relacionaba con la película. Le hice la misma pregunta a mi hijo. ¿Con cuál sentimiento se sentía más identificado? ¿Quién controla el tablero más frecuentemente?
“Bueno” contestó pensativamente, “hasta hace poco hubiera dicho Alegría. Pero ahora estoy en la pubertad y todos parecen estar luchando por su tener posición” (¡a propósito de señales de inteligencia emocional!) Gracias Pixar, por ayudar a mi familia y a millones de otras a tener conversaciones sobre cosas importantes que con frecuencia son difíciles de hablar.
(Nota: La película ha sido doblada al español. Averigüe si estará disponible en español en su salas de cine local.)
Las opiniones, puntos de vista, información y cualquier contenido en los blogs de Understood.org son responsabilidad únicamente del escritor del blog y no necesariamente reflejan los puntos de vista, valores, opiniones y creencias, ni están avaladas por Understood.