Cómo mi ambición profesional me impidió ayudar a mi hija con dislexia

La primera vez que vimos signos en mi hija de dislexia fue en preescolar.

Ella casi no hablaba e, incluso cuando lo hacía, tenía problemas para encontrar las palabras que quería decir. Al principio no pensamos que fuera importante. Después, cuando Olivia continuó teniendo dificultades con el habla, mi esposa y yo empezamos a pensar que podría ser su audición combinada con un retraso en el habla. Por lo que la llevamos a una revision de oídos y a que trabajara con un terapeuta del habla.

Sus dificultades continuaron en el kínder. Y, cuando estaba por empezar primer grado, no leía nada. Siendo yo educador, empecé a pensar que podría tener dislexia.

Apenas empezabamos a profundizar más cuando recibí una oferta para ser el director de una nueva escuela pública charter de alto perfil. Era una oportunidad fantástica.

Pero había una gran complicación.

El empleo era en Las Vegas, Nevada. Aceptarlo significaba que tendría que desarraigar a mi familia de Portland, Oregon, donde vivíamos. Y tendría que hacerlo justo a la mitad de cuando estaba intentando comprender las dificultades de aprendizaje de nuestra hija.

Nos encantaba la escuela de Olivia en Portland. Estaba adelantada en cuanto a la identificación y el trabajo de niños con dificultades de aprendizaje y de atención como la dislexia. Los maestros conocían muy bien las técnicas de enseñanza multisensoriales.

Y, aun con el gran apoyo que la escuela ofrecía, Olivia seguía teniendo muchos problemas con la conciencia fonética. Uno de sus maestros nos suplicó que no nos mudaramos. Quería seguir trabajando con Olivia individualmente. Nos dijo que Olivia necesitaba una clase pequeña y atención individual.

Por supuesto que yo estaba preocupado de dejar la escuela, pero sentía que el nuevo trabajo era mi gran oportunidad. He trabajado durante casi toda mi carrera en escuelas privadas costosas. Este nuevo trabajo me permitiría trabajar en una escuela que ofrece servicios a niños de bajos ingresos, en una zona muy pobre. Esta era mi oportunidad de hacer una labor importante.

Cuando mi esposa y yo acordamos en mudarnos, le dijimos a nuestros hijos y ellos se sintieron muy tristes. Yo seguía repitiéndome a mí mismo que todo iba a estar bien.

Tristemente, las cosas no resultaron nada bien. Olivia comenzó el primer año en una escuela de la zona de nuestra casa en Las Vegas. Los maestros se preocupaban mucho por ella, pero no tenían tanta experiencia como sus maestros en Portland. No podían darle la cantidad masiva de intervenciones que ella necesitaba para aprender a decodificar.

Solicitamos que fuera evaluada por la escuela. Vieron que Olivia estaba reprobando las pruebas de ortografía y tenía problemas con las palabras familiares a simple vista. Pero, debido a que no estaba tan retrasada en su lectura, entonces no era elegible para los servicios de . A mí me preocupaba que Olivia se retrasara demasiado antes de recibir la ayuda que necesitaba, así que intenté conseguir ayuda con la lectura de tutores.

Al mismo tiempo empezamos a buscar otra escuela que fuera mejor para Olivia. Sin embargo, no pudimos encontrar nada que cubriera sus necesidades.

La escuela charter de alto perfil en la que yo trabajaba era una escuela “sin excusas” intensa para niños en desventaja. Definitivamente no hubiera funcionado para Olivia. También consideramos una escuela Montessori privada, pero no contaba con los servicios en las áreas en las que Olivia tenía problemas.

Era frustrante que en Las Vegas no hubiera el ambiente correcto para ella. Esto fue hace más de una década, y las cosas pudieron haber cambiado desde entonces.

Cuando Olivia entró al Segundo grado, mi esposa y yo decidimos hacer una evaluación privada.

El reporte de evaluación decía que Olivia tenía dislexia, dificultades del procesamiento auditivo y velocidad de procesamiento lenta. Esas eran las razones de porqué le costaba tanto aprender a leer y recordar lo que leía. La buena noticia fue que la evaluación determinó que ella era brillante y capaz en cualquier otro aspecto.

El diagnóstico de mi hija me hizo reflexionar. Empecé a cuestionarme mi motivación para venir a Las Vegas.

En cierta manera, mi corazón estaba en el lugar correcto. En esta nueva escuela estaba intentando ayudar a niños necesitados. Al mismo tiempo, tenía una hija con problemas para aprender y la había llevado a un lugar que carecía de los recursos para ayudarla.

No creo que nadie deba poner sus vidas o sus carreras en pausa para asegurarse que sus hijos reciben la mejor educación posible. Pero en ocasiones, uno debe reorganizar su vida por sus hijos.

Con un gran empujón de mi esposa, empecé a buscar otro trabajo. Tuve suerte. Cuando Olivia estaba en tercer grado, me llamaron de una escuela privada en San Francisco que necesitaba un director. Aunque no era una escuela para niños con dyslexia, era conocida por ayudar a estudiantes como Olivia. Mandé la solicitud y obtuve el trabajo.

A partir de eso las cosas comenzaron a mejorar para Olivia. No sucedió todo al mismo tiempo, pero con el trascurso de los años ha tenido maestros maravillosos que entienden sus necesidades. Ha obtenido los servicios adecuados y el apoyo para su dislexia.

Doce años después de que dejáramos Las Vegas, este junio, mi hija se gradúa de bachillerato en la escuela privada en California donde soy el director. Me enorgullece decir que ha sido aceptada en Whitman College, su primera opción de universidad.

Creo que puede ser más sencillo para los adultos tartar de encontrar el trabajo adecuado, que para los niños que aprenden diferente encontrar el ambiente apropiado para progresar. Todavía me siento un poco culpable por llevar a mis hijos a Las Vegas. Y todavía me pregunto qué hubiera pasado con mi carrera si me hubiera quedado.

Pero me alegra haber haberme dado cuenta pronto de lo que tenía que hacer, y eso es poner a mi hijos primero. Sé que esa no es una respuesta fácil para muchos padres/madres que tienen una meta en su carrera, especialmente cuando lo queremos todo, pero algunas veces es la única respuesta que tenemos.

Averigüe qué pasos tomar si le preocupa que su hijo pudiera tener dislexia. Sepa a qué estar atento cuando esté eligiendo escuela para su hijo. Y obtenga consejos acerca de qué decir cuando estén hablando de apoyos y servicios con los maestros de su hijo.

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