Un encuentro que sirve de inspiración para los niños con dislexia

Chris, que cursa el séptimo grado, y su mamá Stephanie, me contaron hace poco su historia de dificultades y logros. Fue un encuentro inspirador y fue la manera perfecta de comenzar el nuevo año.

Durante sus primeros años en la escuela, Chris no aprendió a leer, lo que provocó mucha angustia. Una evaluación posterior determinó que Chris tenía . Se le asignó un tutor experto que tenía credenciales para ayudar a estudiantes con dislexia.

Al principio, Chris se resistió a la enseñanza debido a que había intentado muchas otras cosas y todas habían fracasado. Pero después de un par de meses, comenzó a darse cuenta que esta vez era diferente.

La enseñanza le proporcionó habilidades para la conciencia fonética de una manera exhaustiva y sistemática. Aprendió la regla alfabética que dice que hay una conexión predecible entre letras y sonidos. Y se le enseñó a descifrar a través de un enfoque multidisciplinario que conectaba la visión, la audición y el tacto.

Actualmente, luego de tres años y medio de enseñanza intensiva, Chris es un chico diferente. ¡Está leyendo libros de texto de a su nivel escolar e independientemente! Hasta se inscribió en un curso en línea sobre arquitectura que le interesa mucho.

Hay mucho de que hablar acerca de la historia de Chris, pero una cosa es clara: la ayuda de la familia es fundamental. Sus padres, particularmente su mamá, hicieron dos cosas importantes. Primero, ayudaron a que Chris desarrollara un amor por los libros, incluso cuando no podía leer. Lo lograron llevándolo a la biblioteca, leyéndole y proporcionándole audiolibros. Segundo, su mamá no paró de buscar una respuesta y una persona que supiera cómo enseñarle a leer.

Además, están las enseñanzas de Chris. Quiere educar al mundo sobre la dislexia. Él me reveló sus cuatro metas (y proclamó que probablemente añadiría otras):

  1. Educar a los maestros, estudiantes, padres y a todo el mundo sobre qué es la dislexia y qué no es.

  2. Cambiar la terminología y usar diferencias de aprendizaje en lugar de discapacidad de aprendizaje.

  3. Que los estudiantes con dislexia dispongan de audiolibros, libros impresos con letras grandes y correctores ortográficos. Todos los libros de texto deberían estar disponibles en audio.

  4. Motivar a los estudiantes con dislexia diciéndoles que pueden aprender a leer de la misma manera que Chris.

Me causo mucha alegría haber conocido a Chris y a Stephanie. Ojalá que su historia les sirva de inspiración para que en el año 2015 continúen con la búsqueda de soluciones. Por mi parte, sé que fue un recordatorio de una verdad importante: con la enseñanza y los apoyos adecuados, los estudiantes con dislexia pueden aprender a leer.

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