La diferencia entre berrinches y crisis
Consejos prácticos para manejar los berrinches y las crisis
- Consejo práctico 1Encuentre un espacio tranquilo.Encuentre un espacio tranquilo.
Puede ser una habitación vacía, un lugar en el exterior o incluso una silla en un pasillo silencioso. Se trata de un lugar para retirarse cuando las cosas se vuelven abrumadoras.
- Consejo práctico 2Elimine los desencadenantes.Elimine los desencadenantes.
En el caso de crisis sensorial, evite o elimine desencadenantes como luces brillantes, sonidos ruidosos u olores fuertes, incluso si es necesario abandonar un lugar o parar una actividad.
- Consejo práctico 3Descubra la necesidad.Descubra la necesidad.
Niños y adultos tienen arrebatos emocionales para obtener algo que necesitan o desean (atención, ayuda o una cosa material). Descubra cuál es esa necesidad y piense en maneras positivas de satisfacerla.
- Consejo práctico 4Respire pronfundamente.Respire pronfundamente.
La respiración profunda puede ser una manera rápida y sencilla de calmarse. Inhale por la nariz, espere unos segundos y luego exhale lentamente. Repítalo varias veces.
- Consejo práctico 5Sea empático.Sea empático.
Las crisis están fuera del control de una persona y pueden ser desagradables o causar vergüenza. Reaccione con empatía, ya sea usted u otra persona quien esté teniendo un momento difícil.
Muchas personas piensan que los berrinches y las crisis son lo mismo y que solo les sucede a los niños. Estos comportamientos pueden lucir similares cuando ocurren. Sin embargo, una crisis es muy diferente de un berrinche. Algunas personas tienen rabietas incluso cuando son adolescentes.
Conocer las diferencias entre los berrinches y las crisis lo puede ayudar a aprender cómo reaccionar de una manera útil.
¿Qué son los berrinches?
Los berrinches son comunes en niños pequeños. Muchos infantes y preescolares aún no tienen el lenguaje para expresarse o la capacidad de controlar sus emociones. Puede que griten, lloren o se tiren al suelo cuando se sienten frustrados o intentan obtener algo que quieren o necesitan.
Las pataletas suelen disminuir a medida que los niños crecen. Pero hay niños que continúan teniendo estas reacciones emocionales intensas cuando crecen. Puede que se enojen con facilidad cuando algo no sale como esperaban cuando son adolescentes o adultos.
Aun así, las personas suelen tener cierto control sobre su comportamiento. Imagine a un niño que en la mitad de una rabieta se detiene momentáneamente para asegurarse de que alguien lo esté observando. Los berrinches generalmente terminan una vez que la persona obtiene lo que quiere o no ve ningún beneficio en continuar. Pero a veces, un berrinche crece hasta salirse de control y convertirse en una crisis.
En qué se diferencian las crisis
Una crisis es una reacción a sentirse abrumado. Por lo general, no es algo que las personas puedan controlar.
Muchas situaciones pueden desencadenar las crisis, dependiendo de la persona. Por ejemplo, dolor, miedo, cambios inesperados en las rutinas o situaciones de la vida como un divorcio o la pérdida del empleo.
Para muchos niños y adultos, las crisis suceden cuando sus sentidos están expuestos a demasiada información. El cerebro está demasiado estimulado por determinados sonidos, imágenes, sabores o texturas. Tratar de procesar todo eso lo aturde. Esto se llama sobrecarga sensorial.
Algunos expertos creen que la sobrecarga desencadena una respuesta de lucha o huida. Los sentimientos intensos se expresan como gritos, llantos, agresiones, huidas o incluso aislamiento.
Las crisis suelen terminar de una de estas dos maneras:
Al cambiar o reducir la cantidad de información sensorial.
Simplemente al cansarse. Algunas personas se quedan dormidas. Otras se retraen y no responden a las personas a su alrededor hasta que se calman.
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Para padres y educadores: Qué hacer a continuación
Dado que los berrinches y las crisis son tan diferentes hay que manejarlas de manera diferente. Con los berrinches, ayuda reconocer lo que su hijo quiere sin ceder. En el caso de las crisis, encuentre un lugar seguro y tranquilo para que su hijo se calme.
También es importante saber qué está ocasionando las dificultades de su hijo. Intente buscar patrones de comportamiento, y hable con el maestro y el proveedor de atención médica de su hijo.
Sugerencias específicas:
Acuerden una señal para cuando su hijo comience a sentirse frustrado.
Conozca el tipo de situaciones que pueden ser difíciles para niños que tienen crisis.
Tómese un descanso cuando considere prudente alejarse de su hijo.
Para educadores: Qué hacer a continuación
Los comportamientos desafiantes en el aula son complicados para todos. Pero cuando los niños tienen una crisis, no pueden controlarla. Y después, suelen sentirse mal. Puede que sea difícil en el momento, pero intente reaccionar con empatía.
Trabaje con la familia de su estudiante. Describa lo que usted observa en clase y averigüe qué sucede en la casa. También pueden intercambiar estrategias que han funcionado en la casa y en la escuela.
Sugerencias específicas:
Valide los sentimientos de su estudiante (no existe un sentimiento correcto o incorrecto).
Aprenda sobre la evaluación funcional para los problemas de conducta.
Dé elogios relacionados con el comportamiento para ayudar a aumentar la autoestima.
Si usted experimenta crisis: Qué hacer a continuación
Conocer los desencadenantes de sus crisis sensoriales (espacios concurridos, determinados olores de comida, luces brillantes) lo ayuda a dar los pasos para evitarlos. También puede pensar a dónde podría ir para calmarse en caso de que empiece a sentirse abrumado.
Es posible que pueda obtener adaptaciones en la escuela o en el trabajo que lo ayuden a evitar los desencadenantes. Se trata de cambios en el entorno que lo rodea que eliminan las obstáculos para hacer mejor su trabajo.
Por ejemplo, usted podría sentarse en un lugar silencioso para hacer los exámenes. O tal vez podría trabajar en un área con menos ruidos o personas. Conozca más sobre las adaptaciones en la escuela, la universidad y el trabajo.