Un día en la vida de un niño con trastorno de lenguaje receptivo

Conozca a Manuel, un niño de kínder que tiene trastorno del lenguaje receptivo. Es un niño inteligente, pero tiene dificultad para entender lo que dicen las personas. Esto afecta casi todos los aspectos de su día. Para entender cómo puede afectar a los niños el trastorno del lenguaje receptivo, vea cómo es un día típico en la vida de Manuel.


7:30 a.m.

La abuela está tratando de que Manuel se aliste para ir a la escuela: “Trae tus zapatos y los libros que sacaste de la biblioteca”. “¿Cómo?”, dice él. “Trae tus zapatos y los libros que están sobre tu escritorio”, repite ella. Él regresa solo con los zapatos. “¿Y los libros?”, pregunta ella. “¿Qué?”, dice él. “Trae los libros que están en tu escritorio”, dice ella. Javier la mira perplejo y sonríe, es su manera de decirle que no entiende lo que ella quiere que él haga.

Desafíos relacionados con el lenguaje receptivo: Pedir a las personas que repitan lo que dijeron, seguir indicaciones.


10 a.m.

Manuel se está adaptando muy bien a la rutina de sentarse en el suelo en círculo. Sabe que cuando los demás niños se sientan en la alfombra, él también tiene que hacerlo. Pero le cuesta seguir la historia que su maestra está leyendo. Cuando ella hace preguntas, él no las entiende o no sabe la respuesta. “¿Adónde va el gato?”, le pregunta la maestra. “El gato vio un pájaro”, responde. “Manuel, ¿a dónde va el gato?”, repite la maestra. Él se pone un poco nervioso y dice: “Yo tengo una gata que se llama Blanca”.

Desafíos relacionados con el lenguaje receptivo: Responder preguntas, no salirse del tema.

12 p.m.

Durante el almuerzo todos los niños hablan muy rápido. “Mmm, estas albóndigas están sabrosísimas”, dice un niño. “Sí, deliciosas”, dice otro. Un tercero agrega: “¡Me las comí sin pestañear! Manuel, ¿te gustan las albóndigas? ¿Te vas a comer las tuyas? ¿Me das una?”. Cuando Manuel dice “sí”, está pensando en que sí le gustan las albóndigas y no en que acepta darle una. “Ey”, grita cuando su amigo se la mete en la boca. El supervisor del comedor regaña a Manuel.

Desafíos relacionados con el lenguaje receptivo: Participar en conversaciones.

7 p.m.

Es hora de ver televisión, y a la hermana de Manuel le toca escoger el programa. Ella está en el sofá, y antes de encenderla le pregunta: “¿Listo Beto?”. “¡No soy Beto!”, responde enojado. “Está bien decir listo Beto”, dice su hermana. “Solo significa…” pero él la interrumpe: “¡Deja de bromear y de elegir programas malos! Detesto tus programas. No se entienden”.

Desafíos relacionados con el lenguaje receptivo: Entender bromas y juegos de palabras, mantenerse “en sintonía”.


9 p.m.

Manuel está demasiado enojado como para quedarse dormido. La abuela trata de explicarle el comportamiento de su hermana: “Ella no se estaba burlando de ti”. “Solo hizo una rima con listo”. La abuela está usando oraciones cortas para ayudar a Manuel a seguir la conversación. Él intenta contarle lo de las albóndigas, pero le cuesta mucho encontrar las palabras. “Parece que te sientes muy triste por eso”, dice la abuela. “¿Puedo darte un abrazo? Digámosle a tu maestra del habla lo que sucedió. Ella tiene buenas ideas que pueden ayudarte la próxima vez”.

Desafíos relacionados con el lenguaje receptivo: Manejar los desafíos sociales.


Acerca del trastorno del lenguaje receptivo

El trastorno del lenguaje receptivo dificulta entender lo que dicen las personas. No es un problema con la audición, ni tampoco está relacionado con la inteligencia. Es una diferencia en la manera en que el cerebro procesa la información.

Los niños que tienen dificultad para entender el lenguaje, a menudo también tienen dificultad para expresarse. Podrían ser diagnosticados con un trastorno del lenguaje a partir de los 4 años de edad. Su dificultad con el lenguaje no desaparece a medida que crecen y puede afectar su comportamiento en la escuela. Pudiera parecer que se portan mal a propósito, pero es posible que no hayan entendido lo que se les ha dicho que hagan.

El trastorno del lenguaje receptivo a veces pasa desapercibido, especialmente si los maestros creen que es mala conducta. En el caso de los niños que hablan en casa otra lengua que no es inglés, pudiera atribuirse a que tienen dificultad para aprender inglés. Pero con la ayuda de la terapia del habla y otros apoyos, todos los niños con desafíos del lenguaje receptivo progresan en la escuela y en la vida.

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