Lecciones de mi experiencia con el TDAH y las dificultades del aprendizaje

He pasado mi vida entera lidiando con dificultades de aprendizaje y de atención. Eso incluye el y problemas con la lectura, gramática y memoria a corto plazo. Es por ello que puedo identificarme con estudiantes y jóvenes que tienen dificultades de aprendizaje y de atención. Sin embargo, quizás lo más importante es que ellos pueden identificarse conmigo.

Cuando estaba en el bachillerato, mi madre fue llamada para que se presentara en la oficina del consejero académico. Le dijeron que tenía que aceptar que yo nunca podría asistir a la universidad. Le dijeron que la mejor profesión a la que yo podía aspirar era chofer de taxi.

Mi madre nunca aceptó ese veredicto. Después de todo, mi padre, que había fallecido cuando yo estaba en séptimo grado, había sido un médico reconocido. Y mi hermano, que me iba un año más adelante que yo en la escuela, era un estudiante de A que asistió a la Escuela de Medicina de Harvard.

Afortunadamente, yo era muy bueno pateando el balón de fútbol y fui reclutado por universidades, más por mi pie derecho que por mi cerebro izquierdo o derecho. Me gradué tanto de licenciatura como de postgrado. Después me convertí en decano de una universidad.

Tiempo después, tuve la oportunidad de hablar con una maestra que había conocido cuando estaba en el bachillerato. Al iniciar la conversación no me contuve y dije, “habla Dean Rein” (Dean significa decano).

Hubo una larga pausa. Asumí que era porque se había sorprendido e impresionado que alguien que había estado en cursos de recuperación hubiese llegado tan lejos. Finalmente, me preguntó porqué había cambiado mi nombre de “Jim” a “Dean” . Me di cuenta que las percepciones son muy, muy difíciles de cambiar.

Fui muy afortunado de ser un buen atleta. No solo fue un factor para ingresar a la universidad, sino que significó que si podía superar la humillación del salón de clases diariamente y era capaz de jugar fútbol, baloncesto y correr en la pista, podría tener éxito en la escuela.

La buena noticia es que nunca he trabajado con un joven que no haya tenido talento o destrezas. Tristemente, esas habilidades a menudo no fueron reconocidas.

Cuando empecé a trabajar en el área de las dificultades de aprendizaje y de atención, me tranquilizó saber que mis dificultades no eran mi culpa. Las etiquetas con las que crecí, como “flojo”, “estúpido” e incluso “retrasado”, no se aplicaban en mi caso.

Quizás la parte más dolorosa era cuando las personas me decían que podía hacerlo si lo intentaba, y yo les decía que lo estaba intentando.

Pero la mayor parte de eso quedó en el pasado. Mis calificaciones escolares no predijeron mi futuro. Aunque obtuve C y D en las clases de inglés, he escrito canciones populares (“Walk Tall” fue un éxito) y una película (Dynamite Brothers). Inclusive, he escrito varios artículos para Understood.org.

Mi mayor esperanza es que un día sus hijos sean exitosos como yo y también vean sus problemas como cosa del pasado. Aquí presento algunas de mis ideas para llegar a esa situación:

  1. Encuentre las destrezas de su hijo; inscríbalo en actividades que reconozcan y desarrollen sus destrezas.

  2. Abogue por un ambiente académico adecuado para su hijo, busque una enseñanza eficaz y una educación infantil integral.

  3. Diga a su hijo que las calificaciones son importantes y que espera que se esfuerce, pero que las calificaciones no lo son todo.

  4. Muéstrele modelos de personas exitosas que enfrentaron los mismos retos que él.

  5. Ayude a su hijo a sentirse orgulloso de sus logros.

  6. Recuerde que para todos los chicos es importante sentirse especiales, pero no tanto como para sentirse diferentes.

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