Mi simple solución para las mañanas caóticas

Mi historia

Soy una madre que tiene dos hijos y trabaja, y hasta hace poco las mañanas eran una pesadilla. Mi hijo menor de 8 años tiene problemas con la organización, la planificación y la administración del tiempo. También tiende a ser muy sensible y se resiste a las transiciones.

Después de muchos años, finalmente me di cuenta de que había estado haciendo lo mismo durante las mañanas ajetreadas. Tenía que cambiar mi estrategia.

Lo que yo hacía

Como muchos niños con diferencias del aprendizaje, mi hijo no se levanta con ganas de prepararse para ir a la escuela. Nuestra rutina matutina siempre había sido acelerada y frenética. Era algo como esto:

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Escribiendo...
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“Buenos días hijo. Necesitas prepararte para ir a la escuela. Espera, ¿por qué te estás poniendo tu abrigo?”.

“Sí, dije que tenías que prepararte, pero todavía estás en pijama. Por favor, ponte la ropa”.

“Espera, tienes que quitarte el pijama antes de ponerte la ropa”.

“Mi amor, ¿por qué estás yendo a la ducha? Sé que estás desvestido, pero no es hora de bañarse, ¡es hora de ir a la escuela!”.

Algunas veces pasaba toda la mañana tratando de que se vistiera. Eso dejaba poco tiempo para desayunar y terminaba comiéndose unas tostadas en el auto. Y yo por supuesto, llegaba tarde al trabajo.

Lo que me hubiera gustado saber antes

Le daba recordatorios, pero eso no era lo que él necesitaba. Necesitaba una estrategia para organizar su rutina.

Así que busqué ideas. Resultó que la solución era bastante sencilla. Aparecieron dos sugerencias que parecían prometedoras: averiguar qué estaba causando los problemas para salir a tiempo y hacer un horario visual.

Me gustó la idea de un horario visual porque las instrucciones verbales pueden ser difíciles para mi hijo. Pero también pensé que tratar primero de identificar el problema me podría ayudar a encontrar una solución.

Por supuesto que “identificar el problema” suena más fácil de lo que es. Es realmente difícil no intervenir y simplemente observar a su hijo, especialmente cuando usted está tratando de salir de casa por la mañana.

Entonces tuve una idea. Decidí seguir la rutina normal de las mañanas durante un par de días de vacaciones, cuando no teníamos la presión del tiempo. Esto es lo que observé: mi hijo estaba teniendo dificultad con la secuencia de pasos que se suponía debía seguir cuando aún estaba despertándose. Estaba aletargado y confundido acerca de qué hacer primero, segundo y así sucesivamente.

Una vez que vi el problema tuve una idea de cómo solucionarlo. Cambié un poco mi rutina. Comencé el proceso de despertarlo tan pronto como yo me levantaba, en lugar de hacerlo después de haberme duchado y vestido. Al despertarlo antes, sus mañanas tenían un "comienzo más suave".

También hice un horario visual con fotografías para ayudarlo a saber qué necesitaba hacer cada mañana y en qué orden.

Ahora las mañanas son menos frenéticas. Tengo tiempo para arreglarme y preparar un verdadero desayuno mientras mi hijo sigue su rutina. Los dos podemos salir de casa listos para nuestra jornada sin sentirnos tan apurados. ¿Y sabe qué? Él está mucho más contento de que su desayuno ya no sean solamente un par de tostadas.

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