
De un vistazo
El elogio puede tener un efecto poderoso en los niños que piensan y aprenden de manera diferente.
El elogio adecuado puede mejorar la confianza y la motivación.
Es mejor alabar los esfuerzos de los niños que sus aptitudes naturales.
El elogio puede tener un efecto poderoso en los niños que piensan y aprenden de manera diferente. Puede empoderarlos, motivarlos a seguir intentándolo y a buscar estrategias para superar sus desafíos.
Sin embargo, algunos tipos de elogio son más beneficiosos que otros. De hecho, hay estudios que afirman que algunos tipos de elogio son contraproducentes ya que causan que los niños duden de sus capacidades. Podría parecer una buena idea decir: “¡Eres inteligentísimo!” o “¡extraordinario trabajo!”, pero hay maneras más efectivas de empoderar a través del elogio.
Tipos de elogio
El elogio personal destaca las aptitudes naturales de los niños, como la inteligencia o el talento para tocar el piano. Es el tipo de elogio que solemos usar para expresar afecto. Por ejemplo, usted podría decirle a su hijo: “Tienes una voz hermosa para cantar”.
El elogio personal suele enfocarse en los talentos con los que los niños nacen. Tenga cuidado con este tipo de elogio, porque podría causar que se sientan menos seguros de sí mismos. Si los niños creen que nacieron con ciertas aptitudes, podrían pensar que no pueden seguir desarrollándolas.
El elogio personal puede dar como resultado que los niños estén menos dispuestos a intentar cosas nuevas y evitar que desarrollen una mentalidad en crecimiento (o la creencia de que sus destrezas pueden mejorar con el tiempo).
El elogio basado en el esfuerzo enfatiza lo que los niños pueden controlar, como cuánto tiempo dedican a un proyecto o qué estrategias utilizan. Es más beneficioso que el elogio personal.
Este es un ejemplo de sus diferencias. Si su hijo obtiene una buena calificación en el proyecto de ciencias, un elogio personal podría ser: ¡Eres muy bueno en ciencias!. Mientras que un elogio basado en el esfuerzo sería: “Estoy impresionado de lo mucho que trabajaste en tu proyecto de ciencias”.
Usted puede lograr que un elogio basado en el esfuerzo sea aún más poderoso si lo hace específico. Por ejemplo: “Lo hiciste muy bien al esperar que yo terminara de hablar por teléfono!”. Elogios como este transmiten con claridad qué hicieron bien y qué comportamiento se espera de ellos.
Usted también puede usar este tipo de elogio para celebrar los pasos que su hijo está siguiendo para mejorar en algo. Por ejemplo, supongamos que la meta de su hijo es llegar a tiempo a la escuela. El proceso de lograrlo incluye pequeños pasos: levantarse de la cama, cepillarse los dientes, vestirse y arreglar la mochila. Si usted aplaude los pasos que su hijo ha hecho bien, le está sugiriendo que puede alcanzar la meta final.
Cómo elogiar
Cuando usted elogie los esfuerzos de su hijo, trate de:
Ser específico. Descarte las suposiciones de lo que usted elogia. En lugar de decir “te portaste muy bien en la tienda”, haga un comentario más específico “gracias por ser tan paciente mientras esperábamos en línea. Esto puede ayudarlo a recordar ser paciente la próxima vez que esté esperando.
Ser sincero. Los niños saben cuándo usted no está siendo sincero. Un elogio falso como “¡eres el mejor jugador de fútbol del mundo!”, puede provocar que los niños se pregunten por qué usted no está diciendo la verdad. Incluso podrían pensar que usted cree que no son capaces de hacerlo mejor.
Ser claro. Describa lo que está elogiando. “Tu técnica de acuarela logra un efecto muy bonito, ¿utilizaste una técnica nueva en esta pintura?”. Esto es mejor que decir: “Es una pintura extraordinaria. ¡Algún día tendrás tu propia galería de arte!”. Al describir la razón de la alabanza elimina la presión de ser perfecto o el mejor. Además es más realista y los ayuda a entender en qué están trabajando para mejorar.
Enfatizar el progreso. Esto ayuda a los niños a ver cómo sus esfuerzos están dando frutos y también a motivarlos. Por ejemplo:“Me he dado cuenta de lo mucho que has estado practicando baloncesto. Ahora controlas mejor el balón que al comienzo de la temporada”.
Enfatizar cómo sus acciones afectan a otras personas. Elogie a los niños por cómo sus acciones afectan a otros. Por ejemplo, puede decir: “Gracias por ayudarme con los platos. Realmente aprecio que me ayudaras”. También les muestra que son un miembro valioso de la familia o de la comunidad.
Ayudar a los niños a expresar sus sentimientos. En ocasiones los niños necesitan ayuda para identificar sus emociones e identificar sus logros. Por ejemplo, si está elogiando el esfuerzo que hizo su hijo en matemáticas puede añadir: “¡Debes sentirte orgulloso de que tu esfuerzo y estudio hicieron una gran diferencia”.
A qué debe estar atento
Es importante que el elogio se base en lo bien que lo están haciendo y no en comparación con otras personas. El elogio basado en ser mejores que sus compañeros o un amigo puede hacerlos dudar de sus propias capacidades, especialmente si enfrentan una dura competencia. Es por eso que decir “¡estoy muy orgulloso de ti por aprender a escribir esas palabras tan complicadas!”, logra un mejor efecto que “estoy muy orgulloso de ti por alcanzar el primer lugar en el concurso de ortografía”.
Otra cosa importante es evitar el elogio exagerado. Todos hemos escuchado este tipo de elogio: “¡Eres tan inteligente, hermoso, maravilloso y perfecto!” Usted podría pensar que si los niños hacen algo bien, decirles que lo están haciendo muy bien reforzará la autoestima.
Sin embargo, los investigadores han encontrado que este tipo de alabanza no ayuda a motivar a los niños. En realidad puede que sea menos probable que se arriesguen porque piensan que tendrán que alcanzar estándares muy altos.
Por eso es recomendable dar un elogio genuino por los esfuerzos de los niños. Revise esta gráfica con ejemplos de cómo reforzar la autoestima a través del elogio. Y tenga presente que además del elogio existen otras maneras de ayudar a desarrollar la autoestima de los niños.
Puntos clave
El elogio exagerado puede ser contraproducente.
El elogio sincero y específico ayuda a que los niños sepan exactamente qué están haciendo bien.
Celebre el proceso de su hijo hacia la meta, no solo el resultado final.
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Acerca del autor

Acerca del autor
Amanda Morin es la autora de “The Everything Parent’s Guide to Special Education” y fue la directora de liderazgo intelectual en Understood. Ayudó a desarrollar Understood desde su inicio en calidad de experta y escritora.
Revisado por

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Elizabeth Harstad (MD, MPH) es pediatra del desarrollo conductual en Boston Children’s Hospital.