Por qué finalmente acepté el trabajo de mis sueños después de haberme dedicado durante años a mi hijo con TDAH

Uno de los mayores desafíos que he enfrentado en mi vida es cómo satisfacer mis deseos y cumplir mis sueños, al mismo tiempo que satisfago las necesidades de mi hijo con TDAH y autismo. Él tiene dificultades del procesamiento sensorial y recibe servicios en la escuela a través de un IEP.

Mi travesía empezó hace años, cuando al terminar la universidad me mudé a Los Angeles con la intención de trabajar en la industria del entretenimiento. Tuve cierto éxito como ejecutiva de televisión, creando y vendiendo programas.

Después me casé y comencé una familia, y las necesidades de mi hijo se hicieron evidentes. Eventualmente tuve que dejar de trabajar en televisión, y con el paso de los años se desvaneció la oportunidad de cumplir mis sueños creativos en California.

De hecho, desde que diagnosticaron a mi hijo en primer grado, nunca había estado más de 15 minutos alejada de él durante la jornada escolar. O hacía trabajo voluntario en su escuela o trabajaba cerca de casa.

Sin embargo, todo cambió a principios de este año cuando me ofrecieron la oportunidad de mi vida.

Una amiga que había conocido poco después de mudarme a Los Angeles, y que se había convertido en productora, me pidió que le enviara muestras de guiones de televisión que tuviera. Ella le había vendido una serie a Netflix.

Mis nervios estaban a toda marcha, ¡no podía dejar pasar esta oportunidad! Envié un guión piloto basado en el libro que había escrito acerca de los desafíos de mi hijo, Finding Einstein. A las pocas semanas me convocaron para una reunión en persona con los ejecutivos de Netflix. Después de la reunión, me ofrecieron el trabajo. Estaba eufórica, pero también aterrada.

Mi nuevo trabajo significaba estar a una hora en auto de la casa, alejada no solo de mi hijo que estaba por empezar la escuela media, sino también de mi hija neurotípica. También significaba un horario impredecible y mucha menos interacción con el equipo del IEP de mi hijo. Ese cambio iba a ser enorme para nuestra familia.

Me preparé lo mejor que pude. Logré que el hijo de mi amiga recogiera a mis hijos en la escuela. Puse en comunicación al paraprofesional de mi hijo con el coordinador de servicios de su nueva escuela para que colaboraran entre ellos. Diseñé un horario para la familia e hice que mi hijo trabajara con un terapeuta para manejar su transición a la escuela media y sus emociones acerca de mi nuevo horario de trabajo. Inicié feliz mi nueva vida como escritora de televisión, pensando que todo estaba en su sitio.

Pero a los pocos días de comenzar a trabajar, mi hijo se cayó y se golpeó la cabeza cuando se mecía en su silla. Muchas emociones pasaron por mi cabeza. Culpa por no estar cerca. Resentimiento por haber interrumpido mi trabajo. Preocupación por no ser capaz de manejar mi vida familiar y laboral.

Intenté enfocarme en lo que podía controlar. Convoqué una reunión del IEP de emergencia y solicité un nuevo paraprofesional escolar que estuviera mejor capacitado para apoyar a mi hijo. También contraté a un asesor de educación especial que me ayudó a ajustar los apoyos de mi hijo para que reflejaran más adecuadamente sus necesidades como estudiante de escuela media. Esto incluía estrategias para controlar sus movimientos nerviosos en clase, y mover su asiento al frente el salón.

Las cosas se tranquilizaron bastante. Con un equipo de apoyo sólido, como el coordinador de servicios de la escuela media de mi hijo, pude abogar por mi hijo. Mis amigos y mi esposo también intervinieron para hacerse cargo de diversas tareas y responsabilidades.

Sé que no todos tienen la fortuna de contar con el apoyo ni la capacidad financiera que tengo. Es imposible lograr el equilibrio perfecto entre ser padre y buscar el desarrollo profesional. Pero también sé que es importante que les muestre a mis hijos lo que es seguir tus sueños, sin importar cuáles sean.

Debido a que mi hijo aprende de manera diferente, puede que un día le digan que sus sueños no son realistas. Las personas no siempre ven los talentos de chicos como el mío. Pero él puede ver que su mamá tiene un trabajo que le apasiona y con el que siempre soñó. Es una de las mejores lecciones que puedo enseñarle.

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